
La Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), a través de su presidente de Directorio, Fidel Flores, en rueda de prensa manifestó que hubo un bajón considerable de la producción en relación a los años anteriores.
El ejecutivo aclaró que la disminución importante se debe a que en la campaña de verano 2021-2022 la producción fue afectada por la sequía, que mermó los rendimientos de la soya; seguida de una situación similar durante el invierno, cuando la sequía prolongada y fríos intensos ocasionaron pérdidas considerables de productividad en el trigo, el sorgo, el maíz, el girasol y la chía.
Realizando una comparación por ciclos de producción, los datos de Anapo revelan que en la campaña de verano 2021-2022 se produjeron 2.792.000 toneladas de soya, maíz y sorgo; lo que implica una merma de 13% con relación al verano anterior.
Sin embargo, durante la campaña de invierno 2022 se produjo 1.731.000 toneladas de granos de soya, trigo, girasol, maíz, sorgo y chía, lo cual representa un incremento de 10% con relación a invierno de 2021, que también presentó una sequía extrema. Sin embargo, si se compara con la producción de invierno de 2020, cuando no hubo sequía, la disminución es de 51%.
Flores indicó que la producción total de esos granos en 2022 representó un movimiento económico de al menos 1.800 millones de dólares, distribuidos en toda la cadena productiva de alimentos e implican un incremento de 12% con relación a 2021.
El presidente de Anapo realizó un pedido e indicó “como sector productivo- los agricultores no han crecido en cuanto a la superficie de siembra en los últimos años, con 1.240.000 hectáreas sembradas en la campaña de verano, lo cual representa un crecimiento de solo el 3% con relación al ciclo anterior. Mientras que en la campaña de invierno se da la siembra de otras 1.180.000 hectáreas, principalmente de trigo, girasol, maíz, sorgo, chía y soya”.
Flores lamentó que no se pudo concretar el pacto productivo por la soberanía alimentaria del país propuesto al Gobierno nacional en reiteradas oportunidades por Anapo, con el único objetivo de establecer una agenda público-privada que genere condiciones adecuadas para garantizar la producción de alimentos.
Las principales demandas del sector productivo son el acceso al uso de semillas genéticamente modificadas para los cultivos de soya, maíz y trigo; la seguridad jurídica para las tierras productivas, la lucha frontal contra el contrabando de productos agropecuarios y la certidumbre de acceso a mercados externos, entre otras relevantes.

