Los que ejercen el poder y los actores de la economía desacelerada demuestran exceso de conflictividad social por su incomunicación asociada a las creencias o el escepticismo. En la sociedad de los “sabios”, por así decirlo, un gran porcentaje de las personas que tienen el poder, hacen lo que les viene en gana, respetando a los que entienden de gestión coligada a la moralidad y construcción de un Estado de Bienestar.
Cómo incidir en la eficiencia marginal de las inversiones y en el multiplicador es el gran desafío, disminuyendo con efectividad la desigualdad en un escenario en el que la economía de supervivencia supera en más del 80% a una economía formal concentrada en una crisis de oferta, en la que el gasto corriente de más de medio millón de asalariados, supera el criterio de inversión convenientemente estudiada. Asimismo, relevando las interacciones de consumo irracional de una sociedad en la que, el deseo sobrepasa la expectativa de consumo racional, con impacto desfavorable para la esperanza de vida, por la ingesta insalubre que promueve enfermedades gastrointestinales, cardiovasculares, diabetes y otras que incrementan la velocidad de la disfunción en la economía, el desarrollo humano ambiental y energético.
Las conductas y el cumplimiento de los roles empáticos, resilientes y complementarios entre los agentes económicos definen los resultados de la inversión en consideración del corto y largo plazo en un sistema económico. Es decir, a mayor institucionalidad ética en el ejercicio del poder y direccionamiento de la economía en función de un modelo de salud, nutrición y educación para la producción que aproveche la diversidad de culturas y pisos ecológicos, se logra integración subnacional y se promueve la integración supranacional que nos aleja del modelo primitivo, beligerante e hipócrita, para que desde la ventaja comparativa relativa se consolide el paso hasta la ventaja diferencial que sintetice economía óptima para el desarrollo humano, ambiental y energético alejado de la contaminación electromagnética que es otro factor que mengua la esperanza, calidad y calidez de vida.
En síntesis, los procesos de gestión del consumo y la generación de la producción e ingreso no pueden ser manejados bajo el refrán de: Vivir para trabajar, la lógica de consolidar largo plazo, aunque el futuro sea incierto y tenga variables estocásticas o perturbaciones, tiene que consolidar un sujeto educado y capacitado, que trabaje en equipo con identidad múltiple para existir, dejar huella en pensamiento crítico y metodológico que siembre equidad generacional, ratificando que las procreaciones venideras tienen que ser mejores a nosotros, desde la concepción de sus principios, valores, compromiso social y ambiental, para así hablar de un proceso de evolución denominado desarrollo enfocado en el cambio de actitudes que minimice el actuar desinteligente emocionalmente hablando y sea sustituido por el potenciamiento de las aptitudes y el compromiso social, sin olvidar que las decisiones individuales tienen que ser razonadas para no restringir el desarrollo colectivo, caso contrario tendríamos que ser ermitaños, y aunque estemos aislados, imposible aplicar el concepto de manera absoluta, ya que todo está correlacionado.
Dr. Alfredo Eduardo Mancilla Heredia, Ph. D
Director Regional de Cochabamba de Contacto Economico