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Santa Cruz de la Sierra
sábado, diciembre 9, 2023

Editorial

Crecimiento económico versus desarrollo sostenible

El gobierno ha abrogado recientemente el Decreto que liberaba las agroexportaciones con el objetivo de garantizar el abastecimiento del consumo interno de alimentos; en tanto que, en el tema impositivo, está incorporando el impuesto a la fortuna con la aspiración de incrementar el caudal de ingresos económicos para el TGE. Ambas normativas, incomodan al sector empresarial bajo el argumento de que, castiga al emprendedor exitoso y desincentiva las inversiones en el primer caso; en tanto que el exportador por su lado, ve limitado sus posibilidades de generar ingresos en beneficio propio y del país, además de contribuir a reducir las fuentes de empleo. 

Las corrientes de pensamiento económico y social ligadas o no a la ideología política, van cambiando de orientación; mientras antes admirábamos y aplaudíamos al emprendedor exitoso que crecía ilimitadamente, hoy en día el modelo de economía circular propugna el crecimiento sostenible. La economista británica Kate Rawarth va más allá, propone que, en lugar de aspirar a un crecimiento infinito, deberíamos preocuparnos por desarrollar la prosperidad, que significa (según su criterio), crecer hasta alcanzar un período de maduración (zona de confort), pero sin quitar o afectar a quien está debajo de nosotros y cuidando de no alterar el sistema ecológico.

Probablemente la intención del gobierno, sea ingresar a esta nueva tendencia que no estaría mal ni le será difícil; puesto que, en su primer período de 14 años, ya dio el primer paso al promover la inclusión social de muchos sectores que antes estaban marginados; pero para continuar con las siguientes etapas, debe necesariamente consensuar con las instituciones representativas y principalmente con el gremio intelectual (despojándose del color político), para no solamente lograr su aprobación si no y principalmente recibir el apoyo generalizado. 

Si marchamos en esta dirección, corresponde también trabajar en la búsqueda de fuentes de energía limpia como la solar, eólica y redireccionar la inversión pública que estaba destinada a la exploración de combustibles fósiles, hacia emprendimientos que desarrollen tecnología en energía verde como el bioetanol, biodiesel y el diésel ecológico entre otros. En cuanto a la inversión extranjera, es necesaria su concurso y para captarla debemos ser habilidosos con nuestras normativas; toda transformación en beneficio de las mayorías es buena, pero debe ser gradual y cuidando de “no matar a la gallina de los huevos de oro”.

El Director

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